jueves, 3 de noviembre de 2011

Recuerdo..

Las tardes enteras eligiendo los dos minutos que emplearía en estudiar, porque el resto del tiempo estaría hablando contigo, inevitablemente.
Las noches hasta las tantas de la madrugada esperando a ver si ese sería el día en el que recibiera alguna señal.
Las mañanas que mientras hacía la cama me paseaba de una habitación a otra, corriendo para ver si tú ya me habías contestado.
Aquel mes de diciembre, en el que casi se me acaba el mundo porque solo tenía un medio de hablar contigo.
Los mediodías apurados para tener todo listo en el mínimo tiempo posible para poder ir rápido a esperar que te dieras cuenta que estaba ahí.
Las enormes gilipolleces que hice, penosas ciertamente.
La ingenuidad maldita que hizo que día tras día me fuera haciendo un poco más de daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario