Pasó demasiado tiempo, no tenía la necesidad de desahogarme, lógico... estaba viviendo una increíble falsa felicidad, contigo.
Pero ya no puedo más, esta vez de verdad, creo que por fin me está empezando a entrar en la cabeza que solo puedes hacerme daño, por mucho que me engañes con frases bonitas... que no dejan de ser frases, palabras escritas... porque no sabes hacer nada más, no, tú no sabes lo que es querer a alguien por encima de los intereses, no sabes lo que es que el mismo nombre ocupe tu mente más de 30 noches seguidas...
Es curioso, de verdad pensé que esta vez tenía la oportunidad, la oportunidad de entrar en tu vida, de importarte lo más mínimo.
Me equivoqué, de nuevo.
Pero esta vez me di cuenta antes de que te fueras... quise seguir, es cierto, pero me di cuenta. ¿Sabes cúando? Pues cuando en aquel momento tan especial tu mirada no me transmitía nada, NADA. Entonces entendí o almenos creí hacerlo... que no eras lo que buscaba y que no ibas a serlo nunca, por mucho que me empeñara.
Y creo que ya es hora de que empiece a quererme un poquito. es hora de que tu nombre ya no me produzca escalofríos, es hora de afrontar, sí, afrontar. Sentarme en la cama, cerrar los ojos y pensar en todo lo que vivimos, en todo el daño que me hiciste, pensar en todo lo que me humillé, en lo ridícula que llegué a ser. Y no saltarse ni uno de esos momentos, ni siquiera esos que la propia mente intenta evitar en cuanto se asoman.
Pues bien, hoy me toca pasar página.
Pensar, llorar y guardarte bajo llave.
De nada, por haber sido tan fácil.
Con todas mis fuerzas espero que vuelvas, porque ya no estaré ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario