Y son las sensaciones, las obsesiones... es mirar continuamente si está, revisar hace cuanto tiempo se fue, no parar de ver sus fotos, es esa sensación de nerviosismo en el estómago cada vez que me dice ¿sabes qué?...
Son unas ganas inmensas de volver a vivirlo, de recibir esos te quieros esas canciones, esas frases inexplicables que me dejaban amplio espacio a la imaginación.
Volvieron los sueños, el dejar de hacer cosas para pasarme dos minutos más en el ordenador, volvieron los planes, las estrategias, los minuciosos detalles. Volvió la risa tonta y esa mirada tensa y nerviosa. Volvió a mi vida desde aquel día en el que le dediqué aquella palabra de más, un día que no logro recordar.
Ojalá pudiera echarlo sin más, pero no, no puedo , es una sensación extremadamente preciosa.
17-diciembre-2010
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